¿Cómo Hacer Más Haciendo Menos?

«No se deleita en la fuerza del caballo, ni se complace en la agilidad del hombre. Se complace Jehová en los que le temen, y en los que esperan en su misericordia.» Salmos 147:10-11

Suena la alarma, 5:20 am, despertarme; 5:40-6:30 am, hacer devocional; 6:30 am, despertar a Sebas para la escuela; 6:50-8:40 am trabajo; 9-12 am tarea, y asi sucesivamente va mi dia. ¿Suena familiar? No necesariamente las actividades y horarios sean los mismos, pero lo más probable es que el trajín del día lo sea. Vivimos en unos tiempos tan ajetreados, donde las horas pasan volando y sentimos que el peso y responsabilidad del mundo está sobre nuestros hombros.

Queremos ser mujeres reponsables y madres extraordinarias, queremos servir, cumplir y vivir, pero al final del día terminamos exhaustas. Acabamos sin energía y con otra gran lista de quehaceres para el otro día.

Vivimos en un tiempo donde la tasa de ansiedad, preocupación y estrés están por las nubes, donde a pesar de tener tanta facilidades tecnológicas e información, los hogares se están derrumbando y los adolescentes se están suicidando.

En los versos de hoy, el salmista nos recuerda que Dios no se complace en la agilidad de nosotras, que su complacencia esta en los que les temen y esperan en sus misericordias. !Oh que dulce verdad tan liberadora! Cuando entendamos que Dios no quiere esfuerzos ni habilidades en nuestra propia carne, sino nuestra dependencia en Él, nos quitaremos un gran peso de nosotras.

No significa que nuestro Señor quiere que seamos mujeres haráganas y no desenvueltas, lo que significa es que cuando venimos a Él en dependencia y nos sentamos a sus pies a descansar y escuchar su voz, Él abrirá nuestros ojos para que podamos ver las maravillas de su ley. Lo que antes no tenía solución y no cabía en nuestra agenda, de repente tiene. Lo que nos atormentaba y creíamos que teníamos que hacer necesariamente hoy, de pronto puede esperar otro día. Cuando venimos a Dios, Él nos enseña a priorizar, no para que no hagamos, si no, para que hagamos mejor.

Cuando Dios prioriza en nuestras agendas, de momento tenemos más tiempo no solo para respirar, si no también para bendecir a otros. Encontramos el tiempo de pasar el mensajito inspirador a nuestra amiga, y de hasta tomarnos un café con nuestra vecina para hablar de Jesús. Nuestros hogares también están más en armonía cuando descansamos en El Señor.

Pablo nos recuerda: «Por nada estéis afanosos, sino sean presentados vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.» Fil 4:6-7

El peso del mundo no está sobre nuestros hombros, no es nuestra responsabilidad. Seámos mujeres sabias que avanzan y actúan bajo la guía del Señor, no sea nuestra meta solo el estar ocupadas, sino servir relajadas: «Respondiendo Jesús, le dijo: «Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria; María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.» Lucas 10: 41-42

Acerca de la autora: Anyeline es la madre de uno, amante de Jesus, y disfruta una buena taza de cafe. Es originalmente de la Republica Dominicana, pero ahora es una orgullosa ciudadana Americana. Si visitan nuestra iglesia, la encontraran enseñando nuestra clase de jovenes adultas o ayudando en el misnisterio de niños. Ella siempre tiene una sonrisa y un saludo calido para amigos y extraños tambien.