La Diferecia #1 Del Cristianismo Que Transformará Tu Vida

«El mundo y las otras religiones nos dicen: ‘sé bueno, y te aceptaremos.’ El Cristianismo dice: ‘Acepta a Jesús, y luego eres libre para hacer lo bueno.» Tim Keller.

Escuché esta frase recientemente y me ha impactado. No podría explicar mejor la diferencia entre el humanismo y las demás religiones vs. El Cristianismo.

El Cristianismo es algo contra cultura, y sé que es por eso que se nos hace tan difícil aceptarlo. Toda la base del Cristianismo va en contra de lo que hemos aprendido; que la salvación, la superación y el éxito viene de adentro de nosotros. Solo nosotros tenemos la capacidad y el poder de salvarnos.

El ser justificados es algo que nos ganamos, dice la cultura. Nuestra posición en la sociedad la obtenemos según nuestro esfuerzo; y si lo obtenemos a través de otros (ya sea que nos casemos o la heredemos de nuestros padres), debemos pasar la vida entera comportándonos de acuerdo a ese galardón para no ser desechados.

Es por eso que vivimos con tan altos niveles de hambre y ansiedad de lograr. Tenemos que lograr para ser reconocidos y tener la aprobación de los demás.

Pero no en Cristo. De todas las religiones, el Cristianismo dice que somos incapaces de obtener la verdadera salvación y aprobación en nuestra propia cuenta.
Que por nuestro pecado, no podemos ser buenos de manera natural. Por eso Cristo – el Rey de reyes y Señor de señores – se hizo humano para lograr eso que nosotros no podíamos, restaurar nuestra relación con Dios.

«Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús.» Rom. 3: 23-24

¿Qué otra religión o doctrina dice que el líder de ellos se sacrificó porque no veía ningún bien dentro de ellos, sino que les sería imposible alcanzar la salvación?

Si se menciona sacrificio en otras doctrinas o religiones, se trata de que ese líder o persona veía en su pueblo o seguidores el potencial para hacer el bien y lograr lo excelente.

No nuestro Cristo. Él nos vio en nuestra verdadera condición pecaminosa, nuestra imposibilidad de agradar algún día al Padre, y aun así decidió sacrificarse.

Pero aún todavía mejor, a diferencia de otras religiones o doctrinas, nosotros no creemos en un líder muerto. No seguimos los ideales de un profeta o maestro que ya no existe, que al final del día no pudo salvarse a él mismo.

Cristo se entregó en sacrificio por nosotros y fue crucificado, pero la historia no termina ahí. Al tercer día, él resucitó y venció la muerte!

¿ Por qué esto importa?

El temor más grande del ser humano – la muerte – fue vencida por Cristo aquel día, y nosotros somos invitados a participar de esa victoria. En él somos más que vencedores, no por lo que hemos hecho, sino por lo que ya él hizo.

Dios nos invita a  que vengamos a Él a través de Jesucristo para que tengamos vida eterna. «Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.» Juan 17:3

Y mientras estamos en la tierra también nos ofrece una vida en abundancia aquí. Él quiere que dejemos de ser prisioneros de los estándares de este mundo.

«El ladrón solo viene para robar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.» Juan 10:10

Dios quiere que dejemos de buscar satisfacción en cosas que prometen pero jamás cumplen. Siempre esperamos que lo próximo que alcancemos será lo que nos dará plenitud. Sin embargo, no es cierto. El único que puede dar esa plenitud e íntimidad es Dios.

No rechaces a Cristo, recíbelo.

Talvés piensas que nunca lo has rechazado. Solo necesitas más tiempo. Lo que sucede es que no sabemos cuanto tiempo tenemos en la tierra. No sabemos cuando llegará nuestro momento, pero una cosa sí es segura, cuando llegue querrás haber tenido tus cuentas claras con Cristo.

«He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.» Apocálipsis 3:20

Acerca de la autora: Anyeline es la madre de uno, amante de Jesus, y disfruta una buena taza de cafe. Es originalmente de la Republica Dominicana, pero ahora es una orgullosa ciudadana Americana. Si visitan nuestra iglesia, la encontraran enseñando nuestra clase de jovenes adultas o ayudando en el misnisterio de niños. Ella siempre tiene una sonrisa y un saludo calido para amigos y extraños tambien.