Criando a Nuestros Hijos: La Manera Más Efectiva

«¿Quién manda en tu hogar, tu hijo o Cristo?»

Esto es una pregunta que tengo que hacerme muy a menudo cuando enfrento las presiones de la cultura actual que exclama que los hijos son los nuevos reyes en el hogar.

Una cultura que dice que todo nuestro tiempo, dinero y devoción debe ser para nuestros hijos siempre, 24/7.

Si no lo invertimos todo, no estamos dando lo suficiente. Es todo o nada.

Desde el momento que nacen, debemos asegurarnos que nuestros hijos crezcan en el hogar perfecto, con el futuro planeado a cada momento. Ningún minuto puede desperdiciarse, cada segundo de su tiempo debe ser ocupado con actividades que optimicen su crecimiento.

Es decir, el hogar debe ser enfocado completamente en los hijos. En garantizar su éxito y evitar sus fracasos y sufrimientos.

¿Cuál es el problema con esto?

Las madres, principalmente, están experimentado una tasa de ansiedad por las nubes.

Nos hemos puesto estándares tan altos, tanto en nuestro rol laboral como el materno, que es imposible dar la talla.

Nos sentimos a menudo como un fracaso. Nos sentimos culpables. Nuestros días no son suficientes para encargarnos de los nuestros, mucho menos de nosotras mismas. No tenemos tiempo de ir a los pies de Cristo a respirar y descansar. A escuchar atentamente qué él tiene que decir.

Y la verdad es que no podremos darle a nuestros hijos lo que no tenemos.

Para dar lo mejor a nuestros hijos debemos de promover la belleza del evangelio en nuestros hogares:
  • Un evangelio que dice que debemos morir a nuestro «yo» para que viva Cristo en nosotros.

«Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.» Gál. 2:20

  • Que el sufrimiento es inevitable, pero con la perspectiva correcta traerá gloria al Padre.

 «Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.Rom. 5:3-5

  • Que debemos buscar tener tesoros celestiales y no terrenales.

«No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Mat. 6:19-21

  • Que si queremos ser grandes debemos servir.

«Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos.» Mar. 9:35

  • Que el mundo sólo ofrece vanagloria, pero en la presencia de Dios hay deléites y gozo siempre. 1 Jn. 2:16-17

«Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre.» Salmo 16:11

Nuestra meta debe ser tener un hogar centrado en Cristo. Un hogar que señale a la cruz. Dios hecho hombre entregado en sacrificio por los demás.

Cuando nuestros valores y propósitos están cimentados en lo eterno, nuestro hogar será inconmovible. No importa a qué escuela nuestros hijos van, qué deportes juegan, y si pasan la tarde aburridos.

Si queremos servirles bien, debemos poner a Cristo en el centro.

 Él nos mostrará cuáles son las prioridades en que debemos enfocarnos en esta etapa de la vida de nuestros hijos.

 Él nos guiará a dar el paso correcto.

Y cuando esto sucede podemos ser mujeres libres, que viven sin ansiedad, madres que aman y celebran sus hijos pero le sirven a un solo Rey, Cristo.

Acerca de la autora: Anyeline es la madre de uno, amante de Jesus, y disfruta una buena taza de cafe. Es originalmente de la Republica Dominicana, pero ahora es una orgullosa ciudadana Americana. Si visitan nuestra iglesia, la encontraran enseñando nuestra clase de jovenes adultas o ayudando en el misnisterio de niños. Ella siempre tiene una sonrisa y un saludo calido para amigos y extraños tambien.